El nombre de Antonin Dvoràk, (Bohemia-República Checa 1841-Praga 1904), está escrito en letras de oro en la historia de la música.
Su vida y su forma de ser son dignas de admiración.
Era una persona culta. Amaba la literatura, que era su fuente de inspiración y también la pintura. Comparaba los cuadros de Rafael con la música de Mozart.
Se casó con Anna Cermakova tan pronto como obtuvo su primer trabajo, como organista.
"Fue un buen padre de familia, un hombre de fe profunda. No tenía prejuicios. Fue muy democrático y tolerante hacia la gente de otras razas, culturas y opiniones. Su vida es un ejemplo para cada ser humano"
han escrito sobre él.
En la época de su juventud, Europa estaba dominada musicalmente por las óperas de Rossini, Donizetti, Bellini y de un Verdi que ya despuntaba. En Francia triunfaba Berlioz y las óperas de Wagner. En Rusia destacaban Musorgski, Borodin, Rimsky Korsakov y Tchaikovsky. En Austria y Alemania estaban de moda Brukner y Brahms.
Compararse, entonces, con esos grandes mitos, parecía misión imposible.
Sin embargo, el joven Dvoràk componía sin descanso. Y gracias a su trabajo, obtuvo una beca de la monarquía Austro-húngara para jóvenes talentos sin recursos. Una de sus composiciones le abrió las puertas de Europa apoyado por Brahms, miembro del jurado. Antonin escribió agradecido al gran maestro por sus simpatías hacia lo que él llamó "modesto talento".
Todo parecía sonreírle, pero en el breve plazo de dos años, murieron sus tres hijos.
En su dolor profundo escribió la que iba a ser su obra clave, el oratorio "Stabat Mater".
Esta obra la había comenzado a componer un tiempo atrás, pero la había dejado. Ahora, en la situación dolorosa que vivía, retomó su interés y finalizó su composición.
Pienso que Antonin, en su dolor, se sintió como en el "Stabat Mater" se dice de María: "Estaba la Madre dolorosa a los pies de la cruz.." También él, Antonin estaba, por la muerte de sus hijos, "a los pies del Dolor". Así le llegó la inspiración para su "Stabat Mater dolorosa".
Y a pesar que la música es un oratorio, obtuvo un rápido y grandioso éxito en todo el mundo. Se estrenó rápidamente en Londres y también en Australia y en Nueva York, como en el resto de las capitales europeas.
Fue llamado entonces a dirigir orquestas por toda Europa, destacando las nueve invitaciones que recibió desde Gran Bretaña. Que haya sido allí, en un país luterano, donde la obra triunfó desde el primer momento, es digno de tener en cuenta ya que está dedicada al dolor de María a los pies de la cruz.
Pocos años mas tarde, en 1892, sería contratado para dirigir el Conservatorio de Nueva York. A su llegada lo recibió la Estatua de la Libertad, erigida seis años antes, y el puente colgante entonces más largo del mundo que une el barrio de Brooklyn con Manhattan y que llevaba en funcionamiento nueve años.
Antonin Dvoràk se encontró en América con una nueva atmósfera muy distinta de la europea. Esa nueva cultura de culturas las plasmó en una obra colosal que titulo "Desde el Nuevo Mundo" y que estrenó en 1893 en el Carnegie Hall y que, desde entonces, se convirtió en una de las obras más programadas del repertorio mundial.
De la personalidad de Dvoràk da razón una carta que dirigió a un editor alemán:
"Su última carta me causó confusión, puesto que usted se dirige a mi como si yo fuese algo así como un dios, lo que no me considero, ni me consideraré jamás. Insisto que, pese a que he viajado por el mundo, he escuchado infinitas ovaciones del público y he recibido varias distinciones, permaneceré siendo para siempre lo que soy en realidad, un simple músico checo".
Y al alma de éste simple músico checho dedicamos nuestro Encuentro Musical.
Antonio Grela