Un día el cielo se abrió, porque el Verbo se hizo hombre, creció, enseñó, hizo milagros, recogió discípulos, fundó la Iglesia y antes de morir en la cruz le dijo al Padre "Que todos sean uno".
Si cada uno de nosotros traduce estas palabras en vida y ama a quienes tiene a su lado como lo haría Jesús, de cada uno de nosotros partirá la chispa de la revolución cristiana, que consiste en obligar, con el amor, a que los hombres se reconozcan como hermanos y se traten como tales.
Entonces cambiarían muchas cosas. Mi familia sería la humanidad. Como dijo Jesús "Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios".
Y pasando por las calles del mundo, nos daríamos cuenta de que los hombres no son sólo hombres, sino hijos de Dios.
¡Todos uno! Hacer de la tierra una sola familia, donde la norma de toda norma sea el Amor. Hacer de cada ciudad una ciudad nueva.
Este es nuestro objetivo. Si no trabajáramos para esto, como cristianos podríamos considerarnos fracasados.
Chiara Lubich
Del libro: NAVIDAD PARA TODOS, Editorial Ciudad Nueva.