La historia de la música occidental no sería posible tal como la conocemos hoy si no fuera porque un italiano de Pádua, Bartolomeo Cristófori consiguió articular una varilla que golpeaba las cuerdas de los clavicordios que su familia fabricaba hasta entonces. Consiguió con ello un nuevo instrumento que sonaba "piano" y "forte" a voluntad del ejecutante, cosa imposible hasta entonces. También por ese motivo, y en ello si que no tuvo que romperse la cabeza, denominó a ese nuevo instrumento como "pianoforte", aunque a nosotros nos ha llegado simplemente como "piano".
De este tema hemos hablado en el día de ayer en Euresidencias ante un grupo de personas que llenaban la sala.
Si celebrar un Encuentro Musical lleva consigo el alcanzar juntos un estado de felicidad que solo la belleza puede dar y a la que se llega en este caso a través de la música, al hacerlo con personas mayores en edad, tal como el celebrado ayer, la experiencia queda plenamente ratificada.
Dificilmente se encontrará un auditorio más atento e interesado. Un auditorio en el que reviven experiencias de sus años de vida y que, como ayer, florecen cuando pueden comunicarlas.
Así, una persona hablaba de sus recuerdos de años atrás cuando asistía asiduamente a los conciertos del Palau de Barcelona, Angela pudo contarnos como en su juventud, estudiante en Londres, asistió a varios conciertos en el Royal Albert Hall habiendo escuchado en directo al mismísimo Arthur Rubinstein, Gloria Sans que manifestaba haber pasado una velada gratísima como tantos otros nos dijeron. Es "la otra cara de los Encuentros Musicales" con un público ilustrado que sabe apreciar la música y la belleza que con ella entra en el corazón.
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