Martes 13 de Mayo 2008. Celebramos en la Asociación Cultural Club 55 de Vigo el Encuentro Musical que hacía el número ocho de la temporada ya que comenzamos en Octubre pasado y venimos realizamos un encuentro mensual.
En esta ocasión hemos recuperado un tema ya expuesto en los Encuentros Musicales de Noviembre del 2005 con el Concierto para piano y orquesta número 2 en do menor de Sergei Rachmaminov.
Buscando en la red, en cierta ocasión me encontré una frase dedicada a éste compositor que no estaba firmada, por lo que no sé a quién pertenece, y con la que me sentí plenamente identificado. Decía:
La primera vez que escuche una obra de Rachmaninov fue en uno de esos días otoñales con el cielo oscuro, el sol de un color rojo intenso que pone cierta inquietud en el alma y el viento ligero, pero helado. No sé porqué pero todo eso y aquella dulce y melancólica melodía me golpeó intensamente y, en ella, sentí recorrer toda mi vida.
Algo similar me sucedió a mi cuando descubrí a Rachmaninof escuchando por primera vez las "Variaciones para un tema de Paganini". Desde aquel momento Rachmaninov ha estado presente continuamente en mis audiciones de música.
La forma que siento el Concierto para piano y orquesta número dos, queda representado en el siguientes texto:
Primer Movimiento:
ROMPER CON EL PASADO
Hace falta crear un mundo nuevo donde todos se amen.
Esto es lo que Dios quiere.
Y por algún sitio hay que empezar.
Segundo Movimiento:
LA RECIPROCIDAD DEL AMOR
Hacerse uno: esto es el amor.
Hacerse uno hasta que el que es amado así
comprende el amor y quiere amar a su vez.
Así nace el amor recíproco,
el distintivo de los cristianos...
que genera Jesús en medio de los hombres.
Tercer Movimiento:
HACER DE LA TIERRA UN CIELO
Amar a los prójimos uno por uno
y respetar sumamente a cada pueblo.
De aquí nace un cambio radical de mentalidad,
nace una novedad total de vida.
Si todos hiciésemos eso,
la tierra sería ya como el cielo.
(Textos extraídos y adaptados del libro "El Arte de Amar" de Chiara Lubich (Editorial Ciudad Nueva).
La música del Concierto número dos de Rachmaninov se adapta perfctamente a cada uno de los pensamientos expuestos, llevando con ello a una recreación espiritual intensa.